La Vida en las Fincas Bananeras de Olanchito
Les comparto otro relato de mi prima KARLA PEÑA acerca de sus experiencias en el mundo bananero de Olanchito:
“Al casarme con un muchacho de Olanchito (la ciudad Cívica de Honduras) tuve la oportunidad de experimentar la gastronomía del sector bananero del Valle del Aguan.

Nos mudamos a Olanchito, cuna de grandes literatos, escritores, poetas y en general gente muy culta. Yo llegaba de Tegucigalpa y Olanchito me recibió con clima demasiado cálido para mis gustos. Les reitero, ¡yo venía de Tegus! Ya se imaginan el impacto, ¡me moría del calor! Me costó dormir mi primera noche, y eso que me pusieron dos ventiladores. Pero hubo solución, esa misma semana instalaron un aire acondicionado en mi habitación.

Yo no conocía mucho de la zona. Les diré que solo había leído los inicios del Libro Prisión Verde del connotado escritor Ramón Amaya Amador. Conocí los campos bananeros, donde opera la Standard Fruit Company y parece una selva verde compuesta de campos llenos de bananos. En los campos bananeros viven muchas personas, gente muy trabajadora, alegre y luchadora.
Al atardecer es costumbre salir a las aceras, con sillas, y conversar. Debe ser por la frescura de la tarde, ya que adentro de los “barracones” (las casas donde viven los trabajadores), que son de madera, hace mucho calor durante el día, aunque refresca un poco a media tarde y ya para la nochecita.
La primera noche que pase en Olanchito, (aparte del calor) me llamó la atención que, a la hora de la cena, la comida consistía de un plato típico con guineo verde hervido, frijolitos, queso y mantequilla. Para mí el termino correcto del banano verde era “Mínimo”, tal como lo explico mi prima Zenia en artículo anterior, pero aprendí que en Olanchito, Coyoles y en los campos bananeros les llamaban “guineos”.

Esa zona también es productora de leche, o sea que el queso, la cuajada recién hecha y por supuesto la mantequilla hecha en casa, no pueden faltar en una mesa. Al día siguiente, el desayuno lo acompañaban con tortillas de harina de “bastimento”. Para los almuerzos, igual, la comida era acompañada ¿adivinen con qué? ¡Correcto! con guineo verde hervido. ¡Ese es el bastimento en Olanchito!
Yo como soy de Tegucigalpa, acostumbrada a comer tortillas de maíz como acompañante de las comidas, tuve que aprender a comer guineo verde sancochado. Les explico la manera correcta y mi manera favorita de comerlo. Se vierte la mantequilla sobre el guineo verde cocido. Se parte el guineo con el tenedor y listo, se vuelve un bocado perfecto: un pedacito del guineo hervido y un poco de mantequilla. ¡Una delicia!
De vez en cuando, se cambiaba un poco ese “bastimento” por otra especie de plátano llamado “chata”. Me di cuenta después que en Occidente les llaman “Morocas o Moyocas”. En Marcala, La Paz se les conoce como “Majoncho”. Este “bastimento” (chata) tenía una particularidad. En Olanchito, lo servían fritos, diferente a Marcala donde eran solo hervidos. El conqué siempre era la mantequilla y/o la cuajada recién hecha y el queso que usualmente era un queso semi-seco.
Olanchito es Tierra Fértil no sólo para los cultivos de bananos y haciendas ganaderas, sino también para la formación de su gente, tan poética y creativa. “Los Come Jamos” como les llaman algunos, nunca dejaron de sorprenderme con su lenguaje tan rico y armonioso. Recuerdo la primera vez que asistí a un funeral. ¡Que discursos que escuché de parte de los asistentes! Realmente inolvidables.”